Sermon: Santa Natividad
El día de Pentecostés era un día hace mucho años, un capítulo de la historia Antigua. Pero como todos los eventos del nuevo testamento, nuestro Dios es el mismo, y hace su acción también en nuestras vidas y nuestra iglesia como en la tiempos de Jesús. Su trabajo entre nosotros es similar con su trabajo singular grande y antiguo. En mi sermoncito (con la ayuda de mi redactor) yo quiero ofrecer maneras en que el Espíritu continúe realizando sus buenas intenciones aquí, ahora, y en dentro de nosotros.
Primero: El día de Pentecostés era una fiesta de la cosecha y los frutos de la tierra, y especialmente para llevar nuestro agradecimiento a Dios. Necesitamos continuar con corazones agradecidos por la bendición de Dios mediante la naturaleza.
Pero además, la cosecha es spiritual en todos los pueblos del mundo, en toda la humanidad, las diferentes tribus de la tierra. Nosotros somos la cosecha. Los frutos son todas sus criaturas que le conocemos como su Creador. Nosotros llevamos la ofrenda y somos la ofrenda nueva, somos la Iglesia, la gran cosecha de nuestro Señor Jesucristo.
Secundo: Por nosotros mismos no podemos conocer Dios. No podemos remover nuestros pecados o cambiar nuestras acciones pasadas. No podríamos conocer como orar verdaderamente. El poder que nos creo, necesitamos que nos recree.
En la historia de Pentecostés el Espíritu Santo vino como un viento recio, era el mismo soplo de vida en el día de creación.
El Espíritu Santo nos recrea. Entonces nuestra relación con Dios es nueva. Ya no estamos atrapados en los hábitos antiguos.
Tercero: hasta en la torre de Babel en los tiempos de la gente antigua estaban divididos. Originalmente estaban juntos y no se podían conocer.
No se conocían, tenían ira y sospecha entre ellos. Las lenguas de la tierra separaban las tribus. Si vemos la situación ahora en el mundo, vamos a ver mucha división y sospecha. La atmosfera se parece a este tiempo duro y difícil. Pero el poder del Espíritu Santo cambia la situación humana. El Espíritu Santo nos capacita para conocernos unos a otros.
El nos enseña hablar una lengua común, la lengua de alabanza a nuestra Creador, una lengua de orar con confianza al Señor, uno al lado del otro a nuestro Padre celestial que está en el cielo. Ahora la diversidad de las culturas y las diferentes lenguas son cosas que nos enriquecen no nos separan, pero no podrá ser posible sin el fundamento común del Señor.
Cuarto: En la historia de Israel, eran pocos líderes que hicieron especialmente el trabajo spiritual para toda la gente. Un profeta o un sacerdote o un rey sirvieron. Pero en la visión del profeta Joel en los días últimos va a ser diferente.
El Espíritu Santo viene a servir sobre toda la gente de Dios. Ahora tenemos un profeta final, un sacerdote que se ofreció en sacrifico y un rey sobre todo el mundo, Nuestro Señor Jesucristo. Ahora nosotros espiritualmente vivimos dentro de él, nosotros compartimos la gracia de su vocación y su ofrenda de amor.
Entonces todos nosotros podemos tener una vocación, una responsabilidad espiritual en la iglesia y en el mundo. Las palabras del profeta Joel son hemos cumplido. Que significa decir que yo y tu somos profetas, sacerdotes en nuestra vida de cada día en el mundo? El Corazón de la repuesta es la palabra de esperanza y fe, el evangelio de Jesucristo.
Cuando compartimos el mensaje de la vida eterna con otro, cuando dirigimos a una persona hacia nuestro Señor Jesucristo como la respuesta de las preguntas profundas de los corazones humanos, somos en verdad profetas, sacerdotes y siervos del rey. Nuestro trabajo de ofrecer y profetizar es este mensaje: Jesús es Señor de todos. Las personas llamadas "sacerdotes" nos recuerdan de esta verdad, , y lo muestran en su vida. Por eso, hoy es nuestro día de coronar, ordenar, celebrar como un pueblo de profetas, sacerdotes y reyes. Amén.