El Sermon del Secundo Domingo Despues de la Eppifania
Sermón del 19 de Enero del 2025
“Somos lo que comemos”
Mi sermón presta una imagen de un escritor famoso ortodoxo, Alesandro Schemann.
Originalmente, saber y comer son inherentes a cada ser humano y están juntos.
Un bebé se amamanta de su madre, y entiende el amor y crece en su cuerpo en el mismo hecho.
Igualmente, sentimiento y entendimiento están unidos. Tanto la persona que se está alimentando y la persona que alimenta están conectadas. Nosotros podemos llamarlo ‘Entendimiento profundo.’ Recordamos este tiempo como una estación perdida.
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En la narrativa bíblica esta vida beatífica terminó con la caída del Jardín del Edén.
Allá Adán y Eva comieron de todos los arboles teniendo muchas frutas, excepto una, la fruta del de conocimiento del bien y del mal. Pero por su pecado original fueron separados.
La ruptura de entender y comer fue simultáneamente entre los seres y su Creador, Dios. Gradualmente, los seres humanos pensaron que podían entender y aprovechar sus necesidades en forma independiente de su Creador. Dios era una idea leja y un mito, y costaba trabajo estudiarlo y entenderlo, así que, decidieron hacerlo por su cuenta. La gran separación y alejamiento llegó a la gente de este mundo.
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Pero Dios no los abandonó. Los llamó por medio de sus patriarcas. Uso a Moisés para sacarlos de Egipto y guiarlos por el desierto salvaje. También los alimentó con el pan maravilloso llamado ‘mana.’ También vivían y comían juntos la comida que Dios les proveía. Pero una vez más, renegaron el pan y la carne de la mano de Dios. Después de entrar a la tierra de provisión regresaron a sus prácticas de ofrecer sacrificios de dioses paganos, con alimento para manipular el poder divino, lo opuesto de la intención de Dios, de dar comida y entendimiento a la vez. Aun el templo de Sion ofreció comida contraria. Entonces fueron forzados en exilio a comer comida contra la ley de Dios. Preguntaron en un salmo ¿cómo es posible cantar el himno del Señor en una tierra extrajera?”
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En los siglos después del regreso a la tierra de Israel, la gente esperó el advenimiento del Mesías, el ungido. Recordaron las palabras de los profetas, prometiendo un día nuevo, y el cumplimiento de las promesas de Dios. En una relación nueva sería una comida nueva, un sacrificio verdadero, con un pan de comunión, en una fiesta renovada de Pascua..
Alabarían en un templo nuevo y purificado. Pero todavía los niños de Israel no habían entendido su forma.
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Finalmente, en la plenitud de los tiempos, el Mesías llegó.
El evangelio de hoy era un acto del principio de su ministerio. Mostrando también, su poder y su amor. Proporcionó la fruta de la vid milagrosamente transformada. Consumir y compartir eran juntos también. La presencia divina estaba disponible para sus criaturas también. La bebida estaba llena de su Santa Palabra también.
Un ejemplo de la provisión maravillosa es la narrativa de hoy de la boda de Cana de Galilea.
El Señor hizo que el agua ordinaria fuera espiritual y maravillosa. El vino era el medio de la revelación de la identidad de Jesús como Hijo de Dios. Beber y comer normal ahora eran de un nivel más alto porque de la gracia de Dios estaba presente.
Este tema de su servicio continuó en la narrativa de la vida del Señor. Jesús dijo ‘soy el pan de la vida,’ también dijo ‘soy la vid verdadera.’ La importancia de recibir el pan y el vino era su presencia como Salvador, y la comida y la bebida eran solo los medios sagrados para acercarnos a él.
En la última cena, Jesús identificó el pan y el cáliz de la Pascua judía con su Muerte como sacrificio y redención por nuestros pecados. Es por eso que ahora entendemos nuestra comunión con Dios y su provisión que se unieron más maravillosamente.
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En los primeros siglos de la iglesia, cuando era perseguida por el Imperio Romano, secretamente, en la noche de la Pascua, los bautizados recibían el pan y el vino, la leche y la miel, como símbolo de entrada a la tierra de provisión spiritual con Jesús resucitado.
Esta enseñanza antigua era llamada ‘misteriologia,’ y el ‘misterio’ era la comida llena de verdad y bendición, la vida sacramental. Similarmente hoy y ahora, caminamos con Dios como sus discípulos comiendo de ese mismo pan aquí y ahora, en un sacramento verdadero. Pero además, nosotros somos alimento para nuestras familias, y otros cristianos, y vecinos, y llamadas a trabajar en este mundo hermoso, aun con nuestros problemas y sufrimientos que nos traen más cerca de Jesús.
Deseamos caminar ahora en un Jardín nuevo, viviendo con entendimiento y comiendo de lo divino en una nueva conexión divina. Esta mañana de la resurrección del Señor, nos hemos reunidos para dar gracias por todo el provecho divino e iluminados en nuestro caminar juntos con Dios. Amen.
