“Seek good and not evil, and you will live; so will be the truth what you say:
that the Lord God Almighty is with you. Hate evil! Love good!
Let justice flow like water, and honesty like an inexhaustible spring.
Amos, 5:14, 24.
Being an integral part of this people and country, our entire Church, women and men, laity, clergy and bishops make a call for Peace and Life in this crucial hour that the Cuban Homeland is going through.
On Sunday, July 11, protests took place in various cities of the country due to the difficult economic situation, along with the health crisis that our people are experiencing. The implementation of new Economic Regulations/Reforms at the beginning of this year, as well as other restrictive measures have aggravated the crisis that had been dragging on for a long time, reaching the extreme situation we are facing today. The permanent lack of basic food products and lack of medicines, among other misfortunes has generated uncertainty, frustration, a sense of being overwhelmed and despair. All of us are experiencing increasing emotional, mental, physical, and spiritual decline. The average salary has been dramatically devalued, made worse by the fact that the most important products are only offered in the new stores for foreign currencies. Electricity generating plants have gone out of operation due to various breakdowns, leading to power outages, which have only added more concern to the population in the middle of summer.
In the midst of so much darkness, we must admire the work of the scientists who, with such passion, were able to obtain vaccines for the relief of the people. And recognize the medical and paramedics who work day and night without rest and with almost no resources trying to save their countrymen, in the midst of the multiplication of contagion on scales never before foreseen.
On the other hand, the appearance and dissemination of new COVID strains has increased the number of people infected to a great extent, most unfortunately among girls and boys. The number of deaths has also increased dramatically.
All these issues formed the breeding ground to a great extent, for many citizens to express their discomfort and disagreement publicly in different cities across the country.
Expressing all concerns and frustration is the right of every citizen and every person. The right to freedom of expression in peaceful public demonstrations is a Human Right.
The Church is watching with great concern that spaces and opportunities are not being provided for people to civically express their feelings. As long as they are manifested in a peaceful and respectful framework.
And we make an urgent call that in no way gives rise to provocations, confrontations or any other excessive act that results in violence, aggression, offenses, humiliation, or loss of human life. This doesn't have to happen! That will never be a way forward.
Every Human Being is created in the image and likeness of God, which is why they have dignity and a sacred character. Life is the most precious gift.
And God urges that reason, sanity and responsibility prevail. The road must be built by all Cuban men and women. There will always be divergences, diverse opinions, different thoughts, there is the richness and integrity of being a collective People. It is necessary to raise the value of dialogue to seek understanding and ways of solving big issues. Likewise, the Church exhorts the pertinent Authorities to promote actions to contain all violence and achieve peace. The confrontation between Cubans is unacceptable.
All Cubans, from one end of this beautiful island to the other, have the same blood, soul and ethos that runs through their veins, which imprints their distinctive Cuban character. We are sisters and brothers forged on solid foundations, like the Cuban “who taught us to think”, the Priest and Master Félix Varela, who said: “There is no country without virtue, nor virtue with impiety”. And also molded on the thought of the Apostle José Martí of whom each and every Cuban is so proud, and who said: "Every true man must feel the blow that any man's cheek receives on the cheek."
The Church exhorts us to implore God for protection and strength in times of tribulation, for every home, every young person, girl and boy, for the adults and the elderly, for the sick and vulnerable, especially for those who have departed. Under the guidance of the Holy Spirit we can discern in hope the future path. He also makes a call to all who with sensitive hearts to gather resources and send for the suffering, especially for the Province of Matanzas.
In the name of Jesus Christ, we exhort all of our Cuban people: Amen el bien! May Justice and honesty flow like wáter - like an inexhaustible spring!
The Grace of our Lord Jesus Christ, the love of God and the communion of the Holy Spirit be with us all, now and forever. Amen.
+ Maria Griselda Delgado del Carpio
Diocesan Bishop
La Habana, 12 de julio del 2021.
LLAMADO DE LA IGLESIA EPISCOPAL EN CUBA
AL AMADO PUEBLO CUBANO:
“Busquen el bien y no el mal, y vivirán; así será la verdad lo que ustedes dicen:
que el Señor, el Dios Todopoderoso está con ustedes. ¡Odien el mal! ¡Amen el bien!
Que fluya como agua la justicia, y la honradez como un manantial inagotable.
Amos, 5:14, 24.
Siendo parte integrante de este pueblo y país, toda nuestra Iglesia, mujeres y hombres, laicos, clérigos y obispos hacemos un llamado a la Paz y a la Vida en esta hora crucial que está atravesando la Patria Cubana.
El domingo 11 de julio en diversas ciudades del país tuvieron lugar actos de protesta por la difícil situación económica junto con la sanitaria que está viviendo nuestro pueblo. A partir de la implementación del Ordenamiento Económico, a principios de este año, así como otras medidas de carácter restrictivo que se han sumado a esta realidad, han agravado la crisis que se venía arrastrando desde mucho tiempo atrás, hasta llegar a situaciones límites en la actualidad. Ha generado incertidumbre, frustración, agobio y desesperación a partir de la permanente carencia de los productos básicos alimenticios y carencia de medicinas entre otros infortunios. Todos nosotros estamos experimentando un creciente deterioro emocional, mental, físico y espiritual. El Salario medio se ha visto devaluado dramáticamente, por otra parte los productos más importantes se ofertan solamente en las nuevas tiendas por divisas extranjeras. Las plantas generadoras de electricidad han salido de su funcionamiento por diferentes roturas dando lugar a cortes del suministro eléctrico, lo cual añadió más inquietud en la población en pleno verano.
En medio de tanta sombra, hay que admirar la labor de los científicos que con tanta pasión, pudieron obtener candidatos vacunales para alivio del pueblo. Y reconocer al personal médico y paramédico que trabajan día y noche sin descanso y casi sin recursos tratando de salvar a sus coterráneos, en medio de la multiplicación del contagio a escalas nunca antes previstas.
Por otro lado, la aparición y diseminación de las nuevas cepas ha acrecentado el número de personas contagiadas en gran medida, muy lamentablemente entre niñas y niños, así como el incremento de fallecimientos que hiere profundamente la sensibilidad humana.
Todo este conjunto de males fue el caldo de cultivo en gran medida, lo que dio lugar a que muchos ciudadanos expresaran su malestar e inconformidad públicamente en diferentes ciudades del país.
Expresar toda inquietud y frustración es un derecho de cada ciudadano y de cada pueblo. El derecho de la libertad de expresión en las manifestaciones públicas pacíficas es un Derecho Humano.
La Iglesia está mirando con mucha preocupación que no se faciliten los espacios y oportunidades para que las personas puedan expresar cívicamente sus sentimientos. Siempre y cuando se manifiesten en un marco pacífico y respetuoso.
Y hace un urgente llamado a que de ninguna manera se dé lugar a provocaciones, confrontaciones o cualquier otro acto desmedido que resulte en violencia, agresión, ofensas, humillación, y menos que cause pérdida de vidas humanas. ¡Esto no tiene que suceder! Ese no será nunca un camino a seguir.
Todo Ser Humano es imagen y semejanza de Dios, por lo cual tiene la dignidad debida y un carácter sagrado. La vida es el don más preciado.
Y exhorta a que prime la razón, la cordura y la responsabilidad. El camino debe ser construido por todos los cubanos y cubanas. Siempre habrá divergencias, opiniones diversas, diferentes pensamientos, ahí está la riqueza y la integralidad de ser un Pueblo. Es preciso poner en alto el valor del Diálogo para buscar el entendimiento y vías de solución. Asimismo exhorta a las Autoridades pertinentes a que promuevan acciones para contener toda violencia y alcanzar la paz.Es inadmisible el enfrentamiento entre cubanos.
Unos y otros, desde una punta a la otra de esta bellísima isla tienen la misma sangre, alma y ethos que corre por sus venas, que imprime su carácter de cubanía tan distintivo. Somos hermanas y hermanos forjados en sólidos cimientos, como del cubano “que nos enseñó a pensar”, el Sacerdote y Maestro Félix Varela, quien dijo: “No hay Patria sin virtud, ni virtud con impiedad”.
Y asimismo moldeados sobre el pensamiento del Apóstol José Martí del que tanto se enorgullece toda y todo cubano, y quien expresó: “En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre”.
La Iglesia exhorta a implorar a Dios, amparo y fortaleza en los tiempos de tribulación, por cada hogar, cada joven, niña y niño, por los adultos y ancianos, por los enfermos y vulnerables, en especial por los que han partido. Bajo la guía del Santo Espíritu podamos discernir en esperanza el camino futuro. Asimismo hace un llamado a todas y todos quienes con corazones sensibles puedanreunir recursos y enviar para los sufrientes, especialmente para la Provincia de Matanzas.
En el nombre de Jesucristo, exhortamos a todo nuestro pueblo cubano: ¡Amen el bien! ¡Que fluya como agua la Justicia y la honradez como manantial inagotable!
La Gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sea con todos nosotros, ahora y siempre. Amén.
+Maria Griselda Delgado del Carpio
Obispa Diocesana
La Habana, 12 de julio del 2021.
Pastoral word from Presiding Bishop Michael Curry to the people of Cuba
To Bishop Griselda Delgado Del Carpio, to my brothers and sisters in the Episcopal Diocese of Cuba, and to all of God’s children in your country, I greet you with the ancient words of the Apostles, “Grace to you and peace from God our Father and the Lord Jesus Christ.”
I stand in solidarity with you during this time of sickness, food insecurity, economic suffering, and civil unrest. I am praying for you, and I stand for the human rights of all peaceful protesters.
When I saw you early in March of 2020, I said then, and I mean now: “We love Cuba and all her people.” In 1 Corinthians, St. Paul reminds us that in the Body of Christ, “When one member suffers, all suffer together with it,” and we share in your pain with the loss of lives due to the pandemic.
Even in the face of despair, Jesus walks with us and gives us strength as we strive to serve others, preserve dialogue, and protect hope. We also encourage humanitarian agencies and the international community to be supportive of Cuba at this moment of suffering and need in order to help you move toward a society of justice, peace, and health.
To all people in The Episcopal Church, I beseech you to pray for our Cuban brothers and sisters and to hold them in your hearts and minds in the days to come.
Keep the faith,
The Most Rev. Michael Bruce Curry
Presiding Bishop and Primate
The Episcopal Church
Mensaje pastoral del obispo primado Michael Curry al pueblo de Cuba
A la obispa Griselda Delgado Del Carpio, a mis hermanos y hermanas en la Diócesis Episcopal de Cuba, y a todos los hijos de Dios en ese país, les saludo con las antiguas palabras de los apóstoles: «Gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo».
Estoy en solidaridad con ustedes durante este tiempo de enfermedad, inseguridad alimentaria, sufrimiento económico y agitación civil. Estoy orando por ustedes y apoyando los derechos humanos de todos los manifestantes pacíficos.
Cuando los vi a principios de marzo de 2020, les dije entonces, y lo reafirmo ahora: «Amamos a Cuba y a toda su gente». En 1 Corintios, san Pablo nos recuerda que en el Cuerpo de Cristo «cuando un miembro sufre, todos sufren junto con él» y nosotros compartimos su pesar por la pérdida de vidas debido a la pandemia.
Aun frente a la desesperación, Jesús camina con nosotros y nos da la fuerza mientras nos empeñamos en servir a otros, preservar el diálogo y proteger la esperanza. Instamos también a las agencias humanitarias y a la comunidad internacional que apoye a Cuba en este momento de sufrimiento y de necesidad, a fin de ayudar a que avance hacia una sociedad de justicia, paz y salud.
A todos los miembros de la Iglesia Episcopal, les pido que oren por nuestros hermanos y hermanas cubanos y que los lleven en sus corazones y mentes en los días venideros.
Guarden la fe,
Rvdmo. Michael Bruce Curry
Obispo Presidente y Primado
de la Iglesia Episcopal
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